Quizás tengan culpa, pero seamos justos, a cada cual su porcentaje. No olvidemos que quizá alguno se metió en camisa de once varas, pero siempre alentado, animado y apoyado por los bancos.
El pez grande se come al chico, y en este caso, se lo come de por vida. Uno se queda sin vivienda, vale, pero ¿la otra parte? ¿Qué le pasa al banco que ha dado créditos por el 120%, a sabiendas de que la letra supondría más de la mitad de los ingresos familiares, a sabiendas de que si uno perdía el trabajo la letra no se pagaba, a sabiendas de que una subido del tipo de interés supondría un impago casi seguro, a sabiendas de que ellos tienen la información, que para eso son los profesionales del sector?
Una vez más, el castigo no tiene proporción, y los delincuentes morales (cosas de los legisladores, que viven en otra dimensión) quedan impunes.
Si yo tuviera que realizar lanzamientos como los que salieron ayer, no podría dormir en paz. Cualquiera podríamos estar cualquier día ante la tesitura de comer o pagar el piso. No olvidemos a Bertolt Brecht: Primero se llevaron a los negros, pero como yo no lo era... Estamos traspasando todos los límites de la cordura y, peor aún, perdiendo toda la humanidad.